En otoño de 2023 tuve la oportunidad de visitar varios embalses nuevos para pescar black bass en Andalucía. Lo que en un principio iba a ser disfrutar de una salida en barco en Guadalmena acabó convirtiéndose en unas jornadas de orilla en las que alternamos la pesca con la observación de fauna en unos escenarios espectaculares. Pudimos disfrutar de los embalses del Jándula, Encinarejo y la Fernandina.
Pistoletazo inicial, la Fernandina
Despues de una boda en Sevilla tenía unos cuantos días libres así que con el cuerpo un poco maltrecho aún por los excesos decidí poner rumbo a la famosa Fernandina para empezar pescando el embalse más alejado de casa. Llegué al mismo embalse prácticamente al anochecer y, despues de una buena cena, me fui a dormir «al charco». No tengo una camper pero en el coche que tengo cabe un colchón hinchable y en ocasiones puntuales hace las veces de habitáculo para dormir a la perfección. Y es que nada más bonito que despertar con el sonido de los cencerros de las vacas, pasando a escasos metros de tu coche… Un excelente despertador natural!
Al lío
Un buen desayuno, cogi un par de cañas, la mochila y me dispuse a tocar una zona bastante amplia de embalse, la cual me habían recomendado varios buenos amigos. La mañana pintaba de escándalo, temperaturas muy agradables, cielo cubierto, una leve llovizna, una leve brisa… Y aunque mis amigos me habían recomendado técnicas más «finesse», no me pude resistir a atar una spinner para los primeros lances del día.
No llevaba ni 20 minutos pescando cuando noto una retención violenta, clavé y primer petardo del dia… Un 3000 pensé cuando le vi sacar la cabeza del agua pero enseguida vi que por estas tierras los peces no están tan gordos como por donde yo pesco. Un +2500 que no está nada mal para ser mi primer pez de ese pantano, el día estaba hecho.
Continuo pescando y la cosa empezó a complicarse, peces patrullando por las orillas, toquecitos a la spinner pero no pude materializar ninguno. Avanzo un poco más, veo una punta, lanzo el ika al infierno como bien me habían indicado y lo mismo, algún toquecito con el que se me ponía el corazón a mil, sabiendo que podría ser otra burra pero nada… ¿Serían peces pequeños? ¿Burras recelosas? Nunca lo sabré…
Segunda sorpresa del día
En vista de que no conseguía materializar picadas, decido avanzar por un cortado que me gustó bastante. Alternaba señuelos de power fishing con lanzar un vinilo sin plomar a los arbolitos que más me gustaban y en una de estas, nada más caer el vinilo veo una auténtica mole que sale a por el, lo engulle y se da la vuelta. Clavo y comienza una dura batalla en medio de un cortado en el que casi me «despeño» para poder bajar a donde estaba el pez.
Finalmente puedo llevarlo a la mano y me quedo «flipado» con la longitud del pez así que decido medirlo. 59 cm, el pez más largo que he pescado hasta la fecha, una pena que estuviera tan raquítico, pues arrojó poco más de 2kg en la báscula. Segundo pez del día y segundo récord batido, y todo esto en poco más de 2 horas.
Despues se levantó aire así que decidi barrer una zona de la cual no tenía ninguna referencia en superficie. Despues de varios cientos de metros, de un palito bien colocado salió el tercer pez del día, otro +2k que seguía aumentando la cuenta. Menudo espectáculo es este embalse pensé, que equivocado estaba… El resto de la mañana fue bastante improductivo, solo pude capturar un par de keepers para poder «rellenar» el cupo, pero ninguno de los dos llegaba al kilo. Aun así, la mañana estaba más que hecha así que volví al coche para comer.
Segundo round, black bass en Andalucía
Por la tarde el día se despejó y comenzaron las complicaciones… Una carretera cortada por las lluvias me impidió llegar al spot que quería tocar así que decidi investigar por la zona de la presa. Localicé unas estructuras muy bonitas pero no tuve ningún resultado, más allá de dos picadas tímidas, creo que de lucio. La parte positiva fue que descubrí nuevas zonas que seguro en otras condiciones hubieran sido más productivas. ¡Para la próxima!
Tocaba descansar, buscar alojamiento para pasar la noche, pues tampoco había necesidad de dormir 2 días seguido al raso y nos habíamos ganado una buena cama y una buena cena… Dicho y hecho, encontramos un hotel majo y pudimos degustar una copiosa cena en el pueblo de Bailén. Allí sobre la marcha decidimos que al día siguiente pescaríamos en el embalse del Encinarejo, un embalse con una buena población de black bass aunque no demasiado grandes.
Embalses del Encinarejo y el Jándula
Así que dicho y hecho, al día siguiente nos pusimos en marcha y decidimos amanecer justo por debajo de la presa, en una zona en la cual me habían informado de que existía la posibilidad de ver linces. Esta excursión no fue exclusivamente de pesca, pues tenía pensado pescar también en el Jándula y dedicar parte de la misma a ver bichos, mi otra gran pasión.
Si el amanecer fue improductivo, el resto de la mañana no lo fue menos… Ni rastro de los linces y ni rastro de los basses hasta media mañana, momento en el que empezaron a asomarse por las orillas pero haciendo caso omiso de los señuelos. Tuve la mala suerte de pillar los black bass en Andalucía en pleno apagón otoñal, y la caida de cualquier señuelo en el agua les hacía huir despavoridos… Ni siquiera con una shad shape sin plomar pude lograr que mostraran un mínimo de interés… Así que decidí echar la tarde pescando en el Jándula y acabar ahí mi excursión de pesca, para dedicar el último día integramente a la observación de fauna junto con dos buenos amigos.
Remate final, black bass en Andalucía
Despues de un copioso (aunque esta vez no merecido) almuerzo nos fuimos para el Jándula. Ya solo este movimiento mereció la pena, pues el camino que hay hasta este embalse, aunque sea tremendamente largo es espectacular y puedes ver una gran cantidad de fauna. Me crucé con ciervos, gamos, jabalíes, águilas… de todo menos los ansiados linces, jeje
Llegué a la presa, eché un vistazo y decidi tocar la zona más cercana a la misma. De orilla estás bastante limitado en este embalse así que tampoco había demasiado donde elegir… Cogí un par de cañas y al lío. Desde el primer lance empecé a ver peces… Es una pasada la cantidad de peces que hay por estas tierras. No estaban tan apáticos como en el Encinarejo pero tampoco estaban muy por la labor. Perseguían los señuelos a cierta distancia y con recelo, pero en ningún momento estuve cerca de tener alguna picada… Probé de todo: señuelos de reacción, pesca finesse, big baits… Pero cuando están de apagón están de apagón, lo he vivido ya muchas veces y sabía que no había gran cosa que pudiera hacer.
Librando el bolo en el último minuto
Llegué a la última minirecula que tenía pensado tocar y vi un ataque en la orilla de en frente… Lancé el vinilo pero directamente a la tierra, para que no hiciera ningún tipo de ruido al caer al agua, lo arrastré despacio y en cuanto entró en el agua picadón. ¡Por fín! Un pez muy largo pero también bastante delgado, se ve que en este embalse la mayoría están así en esa época del año. Aun así me hizo tremenda ilusión, más aún cuando al soltarlo apareció un zorro para presenciar el momento. Pude hacer un vídeo realmente bonito y emotivo despues de un día tan duro de pesca.
La excursión continuó pero exclusivamente dedicada a la observación de fauna. Me fui con un gran sabor de boca y muchas ganas de volver, en mejor época, para poder disfrutar de la pesca del black bass en Andalucía en su máximo esplendor.