A finales de enero tuve la oportunidad de compartir unas jornadas de pesca en algunos de los mejores embalses extremeños con unos buenos amigos y grandes pescadores: Bastien Nicolay, Sebastién Merieau y Romain le Guerneve. Excelentes guías de pesca, están especializados en todo tipo de depredadores de agua dulce: black bass, lucio, lucioperca y barbo. Trabajan en los principales embalses extremeños: Orellana, García Sola, La Serena…
Debido a la situación de la pandemia, y las restricciones de movilidad, todos estábamos de vacaciones «forzosas»… Así que decidimos aprovecharlas invirtiéndolas en pescar durante unos días y… bendita decisión.
1, 2, 3… ¡Comenzamos en los embalses extremeños!
El primer día empecé en solitario la jornada, pescando en uno de los mejores embalses extremeños: Sierra Brava. Recuerdo que me dijo Bastién la noche antes: no hace falta madrugar, que es invierno y hace frío… nosotros llegaremos a las 11:30 o las 12. Pero a veces soy de ideas fijas, así que a las 8:30 ya estaba en el charco y sacando el primer pez, un +2,500 que hacía presagiar una excelente jornada. Las picadas se sucedieron, aunque no pude materializar muchas de ellas. Para cuando llegaron los franceses ya llevaba 2 buenos basses y un 1 bonito lucio.
Despues de los saludos pertinentes desde la orilla de enfrente seguimos pescando hasta la hora de comer, logrando hacernos con otros 2 verdes. Comimos y decidimos dividirnos en grupos de 2 para una tarde que también fue productiva, logrando al final del día 8 basses y unos 10 lucios entre todos. Para ser el primer día de pesca en enero, los resultados eran más que satisfactorios y encima todos pudimos conectar con algún verde. Despues de la pesca tocaron las cervecitas de rigor y una buena cena para coger fuerzas de cara al día siguiente.
Segundo asalto, embalses extremeños
Para el segundo día, decidimos cambiar de embalse confiando en que el patrón encontrado el día anterior nos funcionara allí también, y vaya si nos funcionó… Esta vez empezamos pescando todos a la vez y al poco de llegar a la zona Sebas sacó el primer pez. Poco después clavó otro, un pez bastante serio que volvió a iluminar el camino y al momento veo doblada la caña de Bastien: «Este es gordo» decía. Arrojó en la báscula 3130 gramos, un pez extraordinario que subió aún más la moral del grupo, que ya de por sí estaba alta.
Agua turbia, día nublado, viento, alburnos en la zona… Un caldo de cultivo ideal para que los depredadores salieran de caza, e incluso vimos algún ataque. Las luciopercas entraron en acción pero de vez en cuando seguía asomando algún bass, y nos presentamos a la hora de comer con 14 peces, varios de ellos de mucha calidad. Además Sebas pudo hacerse con un buen lucio que superó la barrera del metro y le hizo una ilusión tremenda, pues el lucio es su pez preferido.
Invasión de luciopercas
La comida nos supo a gloria y despues de una breve incursión en zonas colindantes, decidimos volver para acabar el día donde lo habíamos empezado. Otra vez alburnos en la zona, otra vez viento y agua turbia pero esta vez una horda de luciopercas la había invadido. Daba igual el señuelo que pusieras, que una lucioperca acababa atacando.
Finalmente acabó la jornada con 15 verdes, 4 lucios y unas 50 luciopercas. La anécdota de la jornada la puso Romain, que acabó hasta la cintura hundido en el barro y le tuvimos que rescatar, menudas risas nos echamos…
Había mucho que celebrar y los franceses decidieron obsequiarme con una «tartiflette» cena típica de Francia, que regamos abundantemente con cervezas, vino y otras bebidas espirituosas…
Round 3
El tercer día empezó tarde, había que recuperar los cuerpos de las celebraciones, no obstante nos levantamos a una hora razonable y pudimos pasar una parte de la jornada en el agua. Me desperté con un «presentimiento» y decidí cambiar los planes que teníamos para ese día en el último momento. Me costó poco convencerles para cambiar de zona nuevamente y volvió a salir bien la jugada. Despues de estar cerca de quedarnos atascados con el coche en el barro, decidimos dejarlo más lejos de lo previsto. Nos tocó dar un buen paseito que tampoco nos vino mal para «orearnos».
Llegamos a la zona y al primer lance Sebas volvió a abrir la lata con otro pez precioso, que superaba los 2,500. No tardamos en tener más picadas y finalmente logramos poner en tierra 4 peces de mucha calidad. Al menos hubo 5 o 6 picadas fallidas, pero esta vez algunos peces no quisieron clavarse en los anzuelos. Sacar 4 peces en Orellana en enero, en unas pocas horas de pesca y de orilla es algo muy meritorio así que no podíamos quejarnos ni mucho menos. Tercer día en el agua y tercer día mojando todos los integrantes de la expedición, con peces todos ellos de calidad.
Un fin de día peculiar
Aquel día la jornada acabó con otra anécdota, pues cuando volvíamos al coche nos encontramos al bueno de Mario Asensio con su furgoneta hundida hasta las trancas en el barro por el cual estuvimos a punto de pasar… ¡Menos mal que decidimos dar la vuelta en el último momento! Despues de varias intentonas sin éxito, tuvimos que llamar a los refuerzos ya que ni siquiera un grand jeep cherokee y varios brazos empujando pudimos hacernos con el empeño.
La guinda del pastel
Último día y en vista de mi «inspiración divina», volví a tomar la iniciativa, esta vez sin tanto éxito inicial. 4º día pescando y 4º zona diferente, no se puede decir que no nos guste el riesgo… Llegamos al pescadero y la temperatura del agua no era la esperada, hoy nos iba a tocar sufrir pensé… Y nos tocó, pudiendo sacar sólo un par de lucios antes de comer.
La diferencia de temperatura era tan grande que decidimos volver a la zona del primer día, para acabar donde empezamos y volvimos a acertar. Nuevamente el «piedra, papel y tijera» para decidir las parejas, hay que ver que entretenidos son estos franceses… y me volvió a tocar con Bastien (Bastianelli para los amigos), justo igual que el primer día. Mientras cambiábamos los señuelos y despues de comprobar que la temperatura era la deseada le dije: voy a sacarte el primer lucio en lo que atas tu señuelo y al primer lance me picó un luciete ¡Extraordinaria señal!
Tuvimos una tarde la mar de entretenida con los lucios, sacando varios de ellos de buen tamaño en superficie y, aunque los verdes no dieron la cara demasiado, nos fuimos más que satisfechos. La otra pareja tuvo mejor suerte con los verdes, destacando Romain con un bonito cupo, la mayoría de ellos con swimbait. Apenas he hablado de señuelos a lo largo de esta crónica porque no fueron determinantes: spinnerbait, chatterbait, swimbait duro y blando, jerk, texas, paseante, rana… Sacamos peces con todas y cada una de estas técnicas pero creo que en esta ocasión la clave estuvo mucho más en dar con ellos que en las presentaciones.
Balance final
Llegó el momento de hacer balance de estas jornadas por los embalses extremeños. Disfrutando de la última cerveza de la excursión, prácticamente de noche y al pie del pantano… Nos invadía una sensación de paz sobrecogedora en medio de un silencio sólo interrumpido por las últimas grullas rezagadas que volaban hacia sus dormideros. ¿Qué es la felicidad? Realmente no lo sé pero momentos como este desde luego que se acercan mucho…
Finalmente más de 30 basses, todos ellos de calidad y para más inri, en todas las jornadas salieron al menos 2 peces de + 2,500. Más de 30 lucios, con varios ejemplares por encima de 80, y el lucio de 106 de Sebas. Y más de 50 luciopercas, que aunque no fueran el objetivo principal, amenizaron, principalmente en la segunda jornada.
Pero al final los números son eso, números… Lo realmente importante fue disfrutar de una excelente compañía, grandes detalles y momentos en el agua de mucha calidad, que nos supieron a gloria despues de varias semanas sin poder salir de nuestros municipios… Y si encima los peces ponen de su parte como así hicieron, el resultado final es difícil de mejorar. Amigos franceses, me temo que nos veremos muy a menudo por los embalses extremeños, Santé! et à bientôt !